Muchas características de tu cerveza pueden variar con la temperatura, incluso puede llegar afectar sus ingredientes principales. Es por ello que hicimos este artículo que te orientará a conocer a que grado deberías a disfrutar lo mejor de cada espumosa.
De la cerveza mucho se habla sobre su color, textura, sabor, amargor y su grado de alcohol. Sin embargo, dentro de todas esas características existe una que de no respetarse podría influir en el resto, y esa es la temperatura.
Bien helada, fría, templada, temperatura ambiente o caliente, cualquiera de estos niveles podría sacar lo mejor de tu cerveza o simplemente afectar la experiencia.
Lo cierto de todo esto, es que no hay temperatura fija para disfrutar la espumosa. Cada tipo o receta tiene una recomendación para degustar satisfactoriamente de todos los elementos que la componen.
Sin embargo, todas estos grados de temperatura están dentro de un intervalo que es bueno que conozcas para ubicarte y saber desde qué punto y hasta cuánto puedes disfrutar tu bebida.
Temperatura ideal para todas las cervezas
Expertos cerveceros recomiendan que la temperatura para disfrutar cualquier cerveza es desde los 3.3º hasta los 12º. No es una regla, pero consideran que es el espacio en el que la mayoría de las preparaciones pueden ajustarse para mostrar mejor su amargor, el aroma, textura y sabores.
Ciertamente, hay otros factores que pueden influir dentro de este intervalo como por ejemplo, el clima y las condiciones ambientales. Las temperaturas extremas extenderían este intervalo. Pero, puedes tener la seguridad que los fabricantes saben a cuál mercado dirigirse y tienen en cuenta el lugar en el cual su producto se adapta mejor.
Temperatura por tipo de cerveza
Luego de lo explicado anteriormente ya tenemos más claro dos normas: La cerveza está hecha para no servirse caliente y que cada grado puede influir en el sabor, textura y aroma.
Pues bien, conociendo esto te explicaremos la temperatura ideal en la que debes consumir tu cerveza de acuerdo a sus características.
Una cerveza muy fría, refresca y en algunos casos calma la sed. Pero, una espumosa helada influye directamente en el sabor, debido a que el frío intenso activará bruscamente tu cerebro y predominará en las sensaciones de tu boca y de todo tu cuerpo. Es decir, opacará por completo a que sabe, el amargor y todo el resto de características.
Mientras que una cerveza que se sirva caliente, por ejemplo, a más de 15 grados de temperatura, mostrará cambios en características principales como la textura y el sabor. De hecho, la malta empieza a ser insípida al consumirse de esta forma. Por lo tanto, no es recomendable.
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